BLAS INFANTE PÉREZ DE VARGAS
(1885-1936)
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Blas
Infante, considerado fundador de la "patria" andaluza (1885-1936)
y miembro de la Logia Redención nº 16 de Ayamonte (Huelva) en 1925 |
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Abogado y notario nacido en
Casares (Málaga) en 1885 y residente en Sevilla, Isla Cristina
(Huelva) y Coria del Río. Se desconoce aún su nombre simbólico y
grados alcanzados en la Masonería, aunque sus primeros contactos con
la Orden se remontan a 1915 y en concreto con la Logia Isis y
Osiris, dirigida por su amigo Diego Martínez Barrio. En 1925
consta su participación en el acto de inauguración y consagración del
Templo de la Logia Redención n° 16 de Ayamonte (1925). Ya
durante la II República y de regreso en Sevilla perteneció -al menos
desde abril de 1932- a la Logia Fe y Democracia n° 22,
dependiente de la Gran Logia Española y en cuyo cuadro
figuraban algunos de los principales directivos de la izquierda
sevillana de aquellos años, como Pedro Vallina (CNT), Carlos Cuerda
(Partido Social Revolucionario), Justo Feria (Partido Republicano
Democrático Federal), etc.
Blas Infante, "Padre de la
Patria Andaluza", fue desde comienzos de siglo el principal líder del
andalucismo, fundador de los Centros Regionales Andaluces y de las
Juntas Liberalistas de Andalucía. Durante la II República alentó el
proceso de elaboración del Anteproyecto de Bases para el Estatuto de
Andalucía (1933) y presidió la Acción Pro-Estatuto en 1936. Autor,
entre otras publicaciones de El Ideal Andaluz (1915) y La
verdad sobre el complot de Tablada y el Estado Libré de
Andalucía (1931). Detenido en Coria del Río al poco de producirse
la insurrección militar, fue fusilado por las fuerzas de Queipo el 10
de agosto de 1936 junto a otros destacados dirigentes políticos.
Mas información en: http://es.wikipedia.org/wiki/Blas_Infante
Reseña del discurso pronunciado por el
hermano Blas Infante en el acto de consagración del Templo de la Logia
Redención nº 16 de Ayamonte (Huelva) el 9 de agosto de 1925.
Discurso del Querido Hermano de los
Valles de Isla Cristina, Blas Infante
“Invitado por el Gran Maestre usó
seguidamente de la palabra el hermano Blas Infante. ¡Delicada y bella
oración la suya...!. Durante unos minutos la emoción de la belleza
estética ganó todas las almas, y al conjuro de la voz augusta del
orador vibraron los corazones. —Este Templo -dice- habla bien alto de
vuestra religiosidad. Conservadla y acrecentadla y, hasta si es
posible, ayudad a la necesaria purificación de ese concepto, harto
desprestigiado.
Religiosidad equivale a volver a
ligar, a renacer, y el mundo está necesitado de nuevo alumbramiento.
Cada hombre debe, cultivando
su propio jardín, nacer cada día, porque, del hombre así purificado,
surgirá la sociedad redimida y libre.
Las ideas son fecundas en
cuanto se traducen en obras, y no hay realización total de los
principios en tanto no pasan a la categoría de actos.
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Blas Infante con sus hijos en 1935 |
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La reforma individual precede siempre
a la reforma colectiva; constituye su base, la célula indispensable
sobre la cual se estructura, por yuxtaposición de otras análogas, el
cuerpo y la organización social.
Glorifico a Dios -dice- en la
inteligencia del hombre. Ellas es el eco de la suprema voluntad, y
mientras más cribada y purificada la inteligencia, mayormente se
aproxima el hombre a Dios.
Un sentido religioso de la vida,
incluso un sentido místico, incorporará a las costumbres sociales los
indispensables atributos de la felicidad, y el gobierno será entonces
rectorado de los pueblos, y la paz, amor, y la riqueza, aportación
colectiva en la que cada uno tenga su derecho ajustado a su necesidad.
Saludo vuestra obra, que me
parece de íntima depuración, y espero que de ella saldrá diariamente
el recién nacido de una conciencia que, jamás satisfecha con sus
progresos, por el sacrificio y el estudio se renueva”. (A.H.N.S.,
Información Reglamentaria de la Gran Logia Simbólica Regional del
Mediodía de Expaña, número extraordinario correspondiente al mes
de agosto del año 1925, Tipografía Minerva, 1925, págs. 15-16).
Fuente: Leandro Alvarez Rey, Aproximación a un mito: masonería y política en la
Sevilla del siglo XX, Sevilla, 1996, pp. 274 y 334-335.
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